“Ojos que no ven, corazón que no siente…” eso no lo diría una persona que ha perdido un ojo. Para un paciente usar una prótesis ocular puede marcar la diferencia entre socializar o no, entre conseguir trabajo o no, por lo que una prótesis es más una solución para recuperar la autoestima que para volver a ver. 

En este caso, disminuir la barrera social (voluntaria e involuntaria) depende de la apariencia natural del ojo. El realismo de una prótesis se da por un proceso meticuloso que solo puede ser realizado con éxito a mano por especialistas, y su propia naturaleza lo hace difícil de automatizar. 

El Nodo de Fortalecimiento del Atlántico junto a La Clínica Oftalmológica del Caribe como empresa ancla, nos retó a aprovechar las nuevas tecnologías y materiales para optimizar un procedimiento que, tras años, apenas está evolucionando, pero ahora lo está haciendo más rápido que nunca, y es un buen momento para entrar en juego. 

En el trabajo adelantado, que llamamos EYA3D de primera generación, para la convocatoria FOCUS, pudimos comprobar la hipótesis de viabilidad técnica de utilizar tecnologías existentes para unirlas en un solo aparato que pudiera automatizar al menos una parte de lo que ahora se hace manual. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *